Momento para recordar al gran periodista y locutor Andrés Montes cuando se cumplen diez años de su fallecimiento.
El fútbol nunca morirá. Siempre llegarán nuevas generaciones que tomarán el testigo de aquellas que antes lo heredaron de sus predecesoras. Distintos modos de verlo pero, al fin y al cabo, fútbol. La nueva generación, de la que me siento participe, aquella que llegó con el nuevo siglo, podremos decir que fuimos nutriéndonos con varios acontecimientos históricos que posiblemente jamás volveremos a ver. Sin embargo, el gran apogeo de esa pasión que nos conduce a mover montañas por ver a unos cuantos tipos tras un balón tiene nombre y apellido, y sobre todo, voz: Andrés Montes.
Nuestros primeros recuerdos, los de muchos jóvenes cuya primera noción del fútbol data allá por el 2006-2007, tienen una misma voz de fondo. Aquella que te impedía dormirte fuese cual fuere el partido, y era capaz de sacarte alguna que otra carcajada con sus sublimes muletillas. Aún muchos de los retransmisores actuales más importantes del país coinciden en que Andrés marcó un antes y un después en la forma de retransmitir el fútbol en vivo. Era capaz de atraer a cualquier público, independientemente de que les gustase el deporte o no, ya que hacía de un simple encuentro un espectáculo aún mayor. Ya lo decía él: “fútbol, pasión de multitudes”.
Un hombre de lo más imaginativo, capaz de improvisar ocurrentes apodos o bautizar estilos de juego de por vida. Suyo es el vocablo “jugón”, además de otros como “tiburón Puyol” o “sweet Iniesta”. Por supuesto, no hay que olvidar que fue él quien dio nombre al estilo de juego que fascinó al mundo, el “tiki-taka”.
Todo un “showman” que, además de comentarista de fútbol, destacó como retransmisor en baloncesto, junto a dos torres como Juan Manuel López Iturriaga o Juan Domingo de la Cruz. Sin embargo, que me perdonen estas dos leyendas, pero Andrés era el más grande.
Su manera de ser encendió una llama en multitud de niños que quisimos ser por un día como Andrés Montes, seguir sus pasos. Una llama que se apagó el 16 de octubre del 2009. Semanas después de anunciar que no seguiría en el canal de televisión La Sexta, la muerte del locutor dejó huérfana a toda una generación, y por qué no decirlo, a toda la familia del fútbol.
No obstante, esa llama ha de volver a encenderse. Aquella que consiga dar continuidad a lo que propuso el gran Andrés Montes. Por eso, en estos días en los que se cumple toda una década desde su muerte, es necesario recordar su figura. Si algo nos enseñó es que la pasión por el fútbol y el periodismo no ha de desistir, y que siempre ha de hacerse con una sonrisa, porque la vida puede ser maravillosa.