Durante una larga etapa, los narcotraficantes se hicieron dueños de todo el fútbol colombiano, el cual obtuvo ciertas repercusiones.
Todos conocemos la gran época del narcotrafico colombiano, con figuras tan legendarias como la de Pablo Escobar. Sin embargo, toda esta historia comenzó en el año 1983, cuando el ministro de justicia Lara Bonilla dejó en el punto de mira a algunos clubes: Millonarios, Atlético Nacional, América de Cali, Independiente Santa Fe y Deportivo Independiente Medellín. Los principales equipos de fútbol controlados por el narcotráfico.
Aquellas declaraciones fueron tomadas como una amenaza para los distintos cárteles, por ello el ministro fue asesinado un años después por el cartel de Medellín, dirigido por el propio Pablo Escobar.
Hoy en día, no hay nadie que no sepa quien fue Pablo Escobar, el mayor narcotraficante de todos los tiempos. Uno de sus mayores pasatiempos era el fútbol, y según algunas declaraciones, el Patrón escuchaba los partidos por la radio en cualquier momento. De esta forma, Pablo Escobar no dejó escapar la oportunidad de adentrarse en el mundo del fútbol.
A parte del ya mencionado Pablo Escobar, fueron más los narcotraficantes que se apuntaron a esta “moda”. No solo era un pasatiempo, ellos aprovecharon el fútbol como una manera de blanquear su dinero, a su vez como un camino más fácil para llegar a toda la sociedad colombiana.
Gracias a todo el dinero que generaban pudieron llegar a la competición cafetera grandes jugadores latinoamericanos. Pero si nos centramos en Pablo Escobar, encontramos que llegó a entrar en dos clubes: Atlético Nacional y Deportivo Independiente Medellín. De los dos equipos, el Atlético Nacional fue al que más apoyó y con el que más existo obtuvo.
En la actualidad todavía se habla de aquella copa Libertadores que ganó en 1989 con el Atlético Nacional. Pues se piensa que hubo una fuerte extorsión a los árbitros para que el club de Medellín pudiera levantar la copa.
Se cree que el equipo predilecto de Pablo Escobar era el Atlético Nacional porque varios jugadores de la plantilla fueron a visitarle a la Catedral (la cárcel donde residió en Colombia). Sin embargo, no fueron los únicos, pues se llegó a ver por allí a jugadores de la talla internacional como Higuita, Valderrama o Maradona.
No obstante, el propio hijo de Pablo afirmó que su padre no era hincha del Atlético Nacional, sino del Deportivo Independiente Medellín. Ante esto, el cartel de Medellín estuvo muy presente en el club, como el de Calí lo estuvo en el América de Calí.
Aquel cartel de Calí estaba dirigido por Miguel Rodríguez junto a su hermano, y al igual que Pablo Escobar, se adentró en el fútbol colombiano. El cartel invirtió bastante dinero ya que el América de Calí logró ganar ocho ligas entre 1979 y 1992. Era uno de los gigantes del fútbol colombiano y al mismo tiempo uno de los equipos que mejor pagaba a sus jugadores.
Otro de los grandes capos fue Orejuela, que utilizó el fútbol como un juguete para conseguir todo lo que se proponía. Pero uno de los más sanguinarios fue Gonzalo Rodríguez Gacha, apodado el Mexicano, que se hizo con el Millonarios al asesinar a uno de los dueños del club.
Ese representante era un abogado propietario del club después de que otro capo, Edmer Tamayo, delegase sus funciones con ellos. De esta forma el equipo cambió de un narcotraficante de marihuna a otro de cocaína.
El Independiente Santa Fe, otro de los clubes más laureados de colombia, estuvo muy enlazado con el narcotráfico del cartel de Calí. Esto ocurrió cuando en 1991, Phanor Arizabaleta, uno de los líderes del cartel, se hizo con el club al comprárselo a Fernando Carrillo, que estuvo al frente del club desde 1989.
Los más grandes de todo el fútbol cafetero estuvieron muy controlados por los narcos. Pero existieron algunos clubes de menor nivel vinculados. Hablamos del Unión Magdalena y del Deportivo Pereira.
El primero fue dirigido por los hermanos Dávila Armenta, y los segundos con Octavio Piedrahíta al frente. Este último tuvo relaciones con Pablo Escobar, obteniendo así algunos poderes sobre el Atlético Nacional.
Uno de los mayores ejemplos del daño que esto hizo en la sociedad fue el asesinato de Andrés Escobar. El defensa internacional con Colombia, se marcó de forma accidental un gol en propia puerta en el partido contra Estados Unidos. Aquel tanto supuso la eliminación del mundial de 1994. Por ello fue duramente señalado como el máximo responsable de la eliminación.
Tras el partido, Andrés volvió a casa para tomarse unas vacaciones. El 2 de Julio de 1994 acudió a la discoteca Padua (Medellín) junto a dos amigos suyos. Dentro del local los hermanos Gallón Henao, afiliados al narcotráfico, empezaron a molestarle con burlas sobre aquel gol en propia.
En reiteradas ocasiones Andrés les pidió que le dejaran tranquilo. Ya fuera de la discoteca, el chófer de los dos hermanos, Humberto Muñoz, disparó a bocajarro al futbolista, cayendo desplomado y muriendo a la edad de 27 años.
Todo apuntaba a que aquel asesinato se produjo por el gol tan desafortunado de Andrés, pero el motivo no fue ese. La solución a todo se encontraba en la situación que vivía el país por aquel entonces, pues el país estaba envuelto en una ola de criminalidad, donde una simple discusión te podía quitar la vida.
Andrés Escobar tuvo la mala de fortuna de encontrarse con unos tipos que se creían estar encima de la ley. Ninguno de los hermanos fue a la cárcel, salvo el chófer, al cual le impusieron 43 años de cárcel, de los cuales tan solo llegó a cumplir 11. Uno de los asesinatos más influyentes de la época, que quizás no tuvo el castigo suficiente.
Como has podido comprobar, la Colombia de los años ochenta estuvo muy marcada por los narcotraficantes, que se hicieron con el poder absoluto del país. El fútbol estuvo muy involucrado y fue manchado por esta gente.
Esta dura época todavía tarta de ser eliminada después de más de 20 años, pues aún existen ciertos núcleos reducidos de estos grupos de narcotraficantes. Una pena que el nombre del fútbol haya sido quebrantado, de nuevo, por temas que no son compatibles con este bello deporte.