El club bilbaíno es un club muy especial, gracias a su política de fichajes y a los mitos que dan nombre a los apodos de la entidad
Sin duda alguna el Athletic Club es un equipo distinto, especial. Quizás el más especial de todo el globo. La razón más significativa es su política de fichajes, la cual dicta que tan sólo jugadores nacidos en el País Vasco o criados en las categorías inferiores de algún club vasco pueden militar en el club.
Esta regla tan peculiar ha convertido al club bilbaíno en uno de los equipos más admirados del planeta, dada la dificultad de competir a un tan alto nivel siguiendo siempre esta norma. Es una limitación enorme que para el Athletic forma parte de su ADN y que han sabido usar como una baza a su favor.
Pero no es su único aspecto distintivo. Las personalidades y leyendas que han dado nombre a algunas insignias del club, las más importantes, también son dignas de destacar.
El estadio
Para empezar, el nombre del estadio: San Mamés. Seguramente muchos de los aficionados al fútbol (o incluso algún rojiblanco que no haya indagado en los orígenes de su equipo) se habrá preguntado de dónde viene este nombre. Resulta que Mamés fue un niño mártir que tan sólo vivió hasta los 15 años. El pequeño nació en Cesárea de Capadocia, la actual Turquía, allá por el siglo III. Nació en la cárcel debido a que sus padres eran presos por ser cristianos, pero al poco de nacer quedó huérfano, sus padres fueron ejecutados.
Mamés tampoco quiso renunciar a su fe, por lo que fue torturado por el gobernador y el emperador. Según la leyenda, el niño fue liberado gracias a un ángel que lo refugió en un monte cercano. Sin embargo, fue descubierto de nuevo y arrojado a los leones.
He aquí lo curioso: el pequeño Mamés se las ingenió para no ser atacado por las fieras, incluso se paseó con ellas regodeándose. Visto esto, le clavaron un tridente en el abdomen, y herido de muerte logró llegar hasta una cueva en la finalmente falleció y fue elevado al cielo por los ángeles.
San Mamés es un santo venerado en innumerables países, incluida España, donde Bilbao es la ciudad que más lo adora. Varios terrenos cogieron este nombre, y el estadio del propio Athletic fue construido sobre una residencia de ancianos que precisamente se denominaba así. Esta historia también sirvió para poner el mote a sus jugadores, ‘los leones’.
Un lugar de culto
Otro famoso apodo que ha recibido el estadio del equipo vasco es el de ‘la Catedral’. Esto se debe a que cuando se construía el estadio, justo donde se estaba levantando el estadio había una pequeña capilla. Esto fue lo que le dijo un ciudadano al arquitecto: “Aquí antes había una capilla, ahora estáis construyendo un catedral”.
Son muchas las historias que especulan con esta denominación, pero la mayoría de los seguidores bilbaínos aseguran que esta es la verdadera. Es claramente una de las historias más curiosas y tradicionales del fútbol español y mundial, lo que identifica al Athletic Club de Bilbao.
