Tras las salidas de En Nesyri y Braithwaite, queda claro que el gran referente del conjunto pepinero se llama Óscar Rodríguez.
Todos daban por muerto al Leganés cuando se hizo oficial la salida de Braithwaite al Barcelona. Un fichaje extraño, sin precedentes, que dejó a un equipo luchando por la permanencia huérfano de otra de sus estrellas. Después de esto, el Lega perdía en Balaídos frente a uno de sus rivales más directo. Parecía que los estragos que había provocado el mercado invernal en el conjunto pepinero significarían el hundimiento de un equipo al que la suerte no le estaba tratando bien en casi ningún momento de la temporada.
Sin embargo, cuando todo era pesimista y gris, apareció de nuevo la figura de Óscar Rodríguez, el cual llevaba en la sombra desde hacía varias jornadas. El gol del empate ante el Alavés nació de sus botas. Un control magistral bajando el balón del cielo y un centro perfecto a la cabeza de Carrillo para sumar un valioso punto en casa. En aquella fría tarde de febrero volvió la mejor versión de Óscar, esta vez más escorado a la derecha. De hecho, el de Talavera se vio muy cómodo jugando caído a banda y dirigió el ataque de su equipo durante todo el partido.
En La Cerámica, al Leganés se le presentaba una oportunidad muy bonita para volver a meterse en la pelea por esa ansiada decimoséptima plaza. Los equipos que parecían estar más despegados de la zona baja empezaron a fallar y los del descenso empezaban a acercarse. Si ganaba, el Lega se ponía a tres del Celta, que marca el límite, y a cuatro del Eibar. Enfrente, todo un Villarreal que se jugaba entrar en puestos europeos.
El partido era igual de difícil que de importante. Con el marcador en contra desde bien temprano, el equipo tuvo que volver a remar contra corriente con Óscar a la cabeza, de nuevo escorado a la banda derecha. Este fue quien puso el empate con una obra de arte en forma de volea. Y fue también quien asumió galones y marcó desde los once metros con una frialdad pasmosa.
El Leganés se marchó de La Cerámica con tres puntos y, más que nunca, con el cuchillo entre los dientes. Además de volver a meterse en la pelea, se ha recuperado la mejor versión de Óscar. Los once leones vuelven a rugir, esta vez, con el número 27 a la cabeza.
