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Fútbol Histórico: Manchester United 2-1 Bayern München, la final que el fútbol ganó

La UEFA Champions League nos regaló todo un partidazo como última final del siglo, con dos goles en el descuento que cambiaron la tinta de los libros de historia en apenas 3 minutos

El fútbol ha evolucionado enormemente en este último siglo, hasta el punto de convertirse en un deporte tan analizado que podemos comprender cualquier movimiento hecho por los jugadores. Podemos analizar cada jugada, cada pase, cada disparo, cada gol, cada estrategia… Pero siempre tendremos en nuestra memoria aquello de “lo que hace hermoso al fútbol es lo impredecible que puede llegar a ser”. Eso mismo pensó el Manchester United la noche del 26 de mayo de 1999.

Aquella tarde-noche en el Camp Nou, ante más de 90.000 espectadores en las gradas de Barcelona, los ‘red devils’ cambiaron el rumbo de la historia en apenas 3 minutos, los añadidos a los 90 reglamentarios jugados previamente. Fueron tres minutos en los que destrozaron todo el trabajo defensivo realizado por el muro alemán. Solo tres minutos.

Aquel partido suponía la tercera ‘final’ de la temporada para los ingleses, la primera para el conjunto bávaro. Los diablos rojos ya eran campeones de Premier League y FA Cup, por lo que una victoria en Barcelona los convertiría en el primer equipo inglés en alzar el ‘triplete’. 

Alineación del Manchester United para la final.

Por su parte, el Bayern tenía por delante el primer paso hacia la misma conquista. Con la Bundesliga matemáticamente ganada, estaban clasificados para la final de la DFB Pokal (que unas semanas más tarde perderían por penaltis ante el Werder Bremen). Por lo tanto, era una batalla por el ‘triplete’, un precioso duelo del que toda Europa estuvo pendiente.

Alineación del Bayern Múnich para la final.

Pitido inicial y primera parte

El saque inicial corrió a cargo del equipo de Manchester, pero como la mayoría de los balones en la primera parte, lo desperdiciaron. El equipo teutón ejerció su dominio desde el primer minuto. Con su defensa de cinco hombres fue todo un muro al que costó meterle mano, y sus transiciones ofensivas lo convirtieron en una gran amenaza. 

Precisamente un contragolpe fue el que propició el tanto que abrió la lata. La carrera de Jancker a la espalda de la defensa obligó a Ronny Johnsen a cometer una falta peligrosa al borde del área. La oportunidad era clara, y Basler no la dejó escapar con un tiro raso, colocado y potente al palo largo que se hizo imposible de alcanzar para Schmeichel. 0-1.

Al equipo de Ferguson le tocaba remar, pero no se encontró cómodo hasta el minuto 20 de juego, a partir del cual empezó a dominar el mediocampo, y en consecuencia, a controlar el partido. A pesar de su control, eran los alemanes los que más generaban, aunque sin un peligro evidente ni inquietante para la portería del portero danés. La primera parte murió sin ocasiones manifiestas de gol, más allá del anotado por Basler.

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La falta de Basler fue un auténtico golazo, aunque sirvió de poco. Fuente: Manchester Evening News

Segundo tiempo, la locura

La dinámica no fue cambiante. El Bayern seguía siendo el encargado de meter el miedo en el cuerpo al rival, pero al atacar el área rival rompieron filas atrás y dejaron que Yorke, Blomqvist o Giggs avisaran. 

Todo parecía controlado, sin ningún cambio de guión, hasta que en el 67’ ‘Sir Alex’ movió ficha. Entró Teddy Sheringham para aportar la profundidad que faltaba con Blomqvist. Teddy revolucionó un partido dormido y que del minuto 70 en adelante cambió radicalmente. 

Effenberg protagonizó un doble acercamiento muy peligroso para el Bayern, haciendo de ‘box to box’, y chocando con Schmeichel. La entrada de Mehmet Scholl en lugar del desaparecido Zickler dio pie a una de las ocasiones más claras y bonitas del partido: tras recortar a los centrales ingleses, se inventó una preciosa vaselina que se topó con el poste y con la rápida reacción de un salvador Schmeichel. 

El danés fue una de las figuras de los suyos, con alguna parada de mérito que salvó a los suyos.

Con el partido roto, Hitzfeld retiró del campo a Matthaus dando entrada Flink, cambio que terminó por resquebrajar la defensa bávara. A su vez, entró Solskjaer por Cole, otro movimiento clave, maestro, por parte de Ferguson. Con ocasiones en ambas porterías (destacando una chilena de Jancker que se estrelló en la madera) pasaban los minutos a favor del Bayern. 

Minuto 90, tres más de añadido. Beckham recoge el balón para botar un córner, uno de los últimos del encuentro. La defensa despejó al medio -gran error- el balón que terminó por rematar Giggs, y que Sheringham esperaba a bocajarro para poner el empate. Se caía el Camp Nou, y un incrédulo Lothar Matthaus observaba impotente desde el banquillo la desolación de un equipo al que todavía le esperaba lo peor. 

Último minuto. De nuevo un córner, otra vez Beckham, otra vez Sheringham, pero el que la empujó fue Solskjaer, gol y 2-1. Con un Kuffour con lágrimas en los ojos, pidiendo desesperado un último ataque de los suyos, Pierluigi Collina señaló el final.

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El gol de Solskjaer. Fuente: persources.com

Inexplicable

La última final europea del siglo XX fue el perfecto ejemplo de que no siempre hay una razón lógica para explicar lo que pasa en el fútbol. El Manchester United se llevó un partido en el que apenas generaron ocasiones de peligro, pero en el que dos oportunismos de manual les dieron un nuevo trofeo. Aquella final la ganó el fútbol clásico, el fútbol impredecible. 

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