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Fútbol Histórico: La única Champions del Chelsea

Desde la inversión de Roman Abrahamovic en 2004 el mayor éxito de los blues fue su victoria en Champions League en el año 2012

El ruso cambió por completo la historia del conjunto de Stamford Bridge, invirtiendo en hacerse con el club y comprar a jugadores de primer nivel para la plantilla. Estos se sumaron a diferentes proyectos muy breves, en los que el Chelsea vio pasar a varios de los mejores entrenadores del mundo. La excepción (que acabó confirmando la regla) fue José Mourinho. El portugués llegó como campeón de Europa y consiguió, entre otras cosas, un récord sin perder en casa durante cuatro años. Tras su salida, su estilo se mantuvo relativamente cerca de los banquillos de los blues, pues sus diferentes relevos siempre apostaron por ese juego conservador con una zona de 3/4 muy poblada.

En junio de 2011, Abrahamovic pagó la cláusula de 15 millones de André Villas-Boas para que llegase al Chelsea como técnico. Era una cifra excesiva para firmar un entrenador, pero el portugués sabía que su temporada lo valía, habiendo levantado cuatro títulos con el Oporto. Dirigió 27 partidos en Premier League y acabó saliendo por la puerta de atrás con varios problemas con los directivos y la plantilla. Le sustituyó Roberto Di Matteo, quién había sido su segundo en Stamford Bridge. En aquel momento la historia de los blues cambió por completo.

Con el Catenaccio de Di Matteo no salvaron la Premier League, finalizando la temporada en el sexto lugar de la tabla. Eso sí, ese estilo centrado en defender cualquier resultado y mantener los bloques de jugadores en el campo, dio sus frutos en la Champions. Levantó la FA Cup frente al Liverpool en Wembley, en un partido de ensueño, aunque la cosa no quedó ahí.

Su historial en la Champions League

El Chelsea había perdido por 3-1 en San Paolo en la ida de octavos de final contra el Nápoles, por lo que el partido de vuelta debía ser un simple trámite para caer en otra competición, aunque Di Matteo otorgó al Chelsea otros ánimos, ganas, entrega. Ganaron 4-1 en Stamford Brige (con tres goles en la segunda parte) y se metieron en los cuartos de final de la Copa de Europa con ganas de más.

En los cuartos de final ganaron fuera de casa al Benfica en la ida, por la mínima; en el partido de vuelta resolvieron la eliminatoria con cierta facilidad, venciendo al conjunto portugués por 2-1. Garantizaban así su pase a semifinales donde le esperaban el vigente campeón de Europa, el dominador de la liga española o el local de aquella edición. El sorteo les deparó una eliminatoria con el FC Barcelona, por lo que comenzó la guerra.

En casa ganaron por la mínima manteniendo el resultado como fuese, luchando por mantener su portería a cero para no sufrir la norma de los goles fuera de casa. Aquel resultado se celebró como un título más, pues daba a los ingleses alas para el partido de vuelta. En este, el Barça comenzó adelantándose en la eliminatoria poniendo en el 43′ el 2-0 en el marcador del partido. Apenas dos minutos después, Ramires igualó la eliminatoria y clasificó momentáneamente al equipo de Di Matteo. Tuvieron un 27% de posesión y fueron amonestados un total de 7 veces, pero lograron el pase, cuando ya estaban celebrando el resultado como quien dice, Fernando Torres garantizó la clasificación con un gol histórico para los Blues, más por la efusividad que por lo que significó.

La victoria en el Allianz Arena

El Chelsea y el Bayern de Múnich se encontraban en la final de la Champions League, que se disputó en el estadio de los segundos. Las sedes de la competición se fijan uno o dos años antes, por lo que esto fue una mera coincidencia. Aún así, los asistentes del partido eran mayoritariamente aficionados del conjunto germano.

Fue un partido tosco, chocaron dos estilos muy diferentes y parecidos a la vez. Jupp Heynckes solía dedicar toda su capacidad ofensiva al contragolpe, siempre que la defensa estuviese bien cubierta. Mientras, Di Matteo cubría por completo su defensa y centro del campo para, una vez hubiese garantizado que el rival no iba a poder marcar, intentar adelantarse en el marcador.

Este duelo táctico se vio claramente reflejado en cómo se desarrolló en ataque la final. En el minuto 82′, se adelantó el Bayern de Múnich con un gol tras un córner de Thomas Müller. Cinco minutos después, fue Didier Drogba tras otro córner quien igualó el resultado. En la prórroga ninguno arriesgó y llegaron a los penaltis con todo en juego.

Philipp Lahm comenzó anotando, Juan Mata erró su primer tiro. A partir de ahí, dos tantos de cada equipo para llegar al primer fallo de los alemanes, por parte de Ivica Olic. Ashley Cole aprovechó para empatar la tanda de penaltis, algo que fue muy importante por el error de Schweinstiger (a la larga, el tanto de Ashley Cole permitió que el tiro de Drogba fuese decisivo). Didier Drogba, quien era historia viva del Chelsea, tomó el balón y lo colocó en los 11 metros reglamentarios. Remató y cuando el balón tocó la red, comenzó la celebración de los ingleses.

Desde aquel momento, han cambiado demasiadas cosas en Stamford Bridge, el capitán de aquel día dirige ahora al club, ocho años después muy pocos siguen en activo de aquella plantilla, aunque todos ellos recuerdan que aquel día hicieron historia.

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