Son tiempos difíciles en Armenia y Azerbaiyán, pues ambos países se han visto envueltos en una dura guerra que está implicando a mucha gente
Varazdot Haroyan, nuestro protagonista hoy, ha decidido, de forma voluntaria, dejar el fútbol para unirse a las filas militares de Armenia. El gobierno de dicho país ha pedido que todos los menores de 40 años se unan al ejército para apoyarles en el conflicto contra Azerbaiyán.
Las tensiones se han ido acrecentando en los últimos días y, finalmente, el conflicto estalló entre dos países que ya llevaban mucho tiempo enemistados. Haroyan tuvo una larga carrera en la liga Rusa, jugando para el Ural. De hecho, estaba apunto de firmar con el Larissa griego un nuevo contrato.
Sin embargo, la necesidad de soldados en la guerra ha provocado que las negociaciones se hayan parado en seco. El agente del jugador se mostró muy preocupado con las siguientes declaraciones:
“Los tiempos son difíciles en Armenia, estamos luchando contra Turquía, no oficialmente pero dan todo si poder y soldados a Azerbaiyán. No sabemos qué pasará, es una gran guerra.”
Toda esta situación de roces y tensiones no es nueva, ya que fue bastante visible en la edición 2019 de la Europa League, cuya final se disputó en Bakú. En ese certamen se enfrentaron por el título Chelsea y Arsenal. En las filas de los gunners jugaba Mkhitaryan, futbolista armenio, el cual tuvo que perderse la final simplemente porque el gobierno le obligó a no pisar el país, y de hacerlo, habría consecuencias.
Este es otro de los muchos casos en el que el deporte no debería mezclarse con la política, pero Mkhitaryan se perdió uno de los partidos más importantes de su carrera por ese conflicto. Un conflicto que ya empezó durante los tiempos de la Unión Soviética, y desde entonces, nunca han vuelto a estar en paz.
Tanto la OTAN, como la Unión Europea y Moscú piden fin a las tensiones y, con lo cual, un alto el fuego. La guerra dejará un ambiente desolador en los dos territorios y muchas personas se están viendo involucradas, como el caso de Haroyan. Esperemos que esto acabe siendo una anécdota y todo vuelva a la normalidad. Que la sensatez supere a las diferencias entre unos y otros.