El Athletic Club se imponía con un resultado de 2-3 al FC Barcelona y conseguía la conquista de su tercera Supercopa de España
El Athletic Club vencía en la noche de ayer al FC Barcelona para hacerse con su tercera Supercopa de España. Los de Marcelino, que ya dejarían por el camino al Real Madrid, vencían 2-3 a los culés con un tanto de Iñaki Williams en la prorroga. Los bilbaínos, superiores en todas las facetas del juego, se llevaron la victoria tras un partido agónico. Leo Messi, frustrado y sin encontrar su nivel de juego, acabó expulsado después de agredir a Asier Villalibre.
Victoria justa, aunque sufrida
Los rojiblancos fueron justos vencedores, sin embargo su victoria llegaría de forma agónica. Los de Marcelino, con una presión agobiante, bien plantados en defensa y con especial inspiración en las jugadas decisivas se llevaron la copa a tierras vascas. El FC Barcelona de Ronald Koeman se mostró impotente y con poca capacidad para generar peligro, terminaron siendo víctimas del cuadro bilbaíno. A pesar de ponerse por delante en dos ocasiones, los culés fueron incapaces de imponerse en el juego.
Óscar De Marcos igualaría el marcador después de un gran pase de Iñaki Williams, tras un primer gol de Antoine Griezmann. En el minuto 77 sería de nuevo el francés el que adelantaría a los suyos batiendo por bajo a Unai Simón. Este resultado nos dejaría un final de partido agónico, con los leones intentando engancharse al encuentro. Sería Asier Villalibre quien anotaría en el minuto 89 el gol de la igualada tras un gran centro de Iker Muniain.
Este resultado levantaría los ánimos del Athletic para afrontar la prórroga. Los rojiblancos no saldrían dubitativos y saldrían a la épica en búsqueda de su victoria, y por consiguiente el título. El gol nacería una vez más de las botas de Iker Muniain, quien habilitaría a otro de los hombres importantes de la final. Iñaki Williams recibió el balón, se zafó de su marcador y sacaría un disparo certero a la escuadra izquierda para batir a Ter Stegen. Con 27 minutos por delante, los leones aguantarían el resultado y se llevarían la victoria.
Un ritual de victoria
Por muchos es conocido que varios jugadores del Athletic, aficionados a la música han formado grupo musical ´Orsai´. Iñigo Lekue, Mikel Vesga, Mikel Balenziaga, Dani García, Óscar De Marcos y Asier Villalibre. El último, ariete y goleador clave en la final, es el cantante del grupo además del trompetista. Por esta última cualidad precisamente, dentro del vestuario, el delantero de Gernika se ha convertido en un talismán para los suyos. En la vuelta de la semifinal de Copa del Rey ante el Granada, el canterano pondría banda sonora a la celebración rojiblanca con su instrumento. De esta manera, el carismático delantero no esperaría mucho y tan solo unos minutos después del final del partido comenzaría con su sonata.
La victoria de una filosofía
En el inicio de temporada, el conjunto rojiblanco se mostraría débil y con tendencia a un juego pobre. Es por eso, que esta Supercopa puede ser el inicio de una brillante etapa con Marcelino a los mandos de la nave bilbaína. Y es que, el aficionado rojiblanco ha recobrado la sonrisa. La sonrisa y la confianza en su equipo, en unos jugadores que ahora si parecen tirar del carro. Y es que, para la afición del Athletic Club, conquistar un título es siempre sensación de un tremendo orgullo. Esta gesta representa la victoria de un pueblo, de toda una casa como Lezama, encargada de nutrir de jugadores al primer equipo. Esta victoria es la victoria de una tradición que se hereda de abuelos a nietos y que persistirá por muchas más generaciones.
Carismáticos, rudos y representantes siempre de su increíble filosofía. El Athletic Club siempre nos devuelve a ese fútbol de antaño, aquel en el que no reinaban los grandes contratos y los traspasos millonarios. El club rojiblanco nos demuestra que con gente de su tierra se puede vencer a Real Madrid y Barcelona para sumar un título más a sus vitrinas. Es por eso que en sus grandes citas, los bilbaínos nunca acuden solos. Y es que hasta en un estadio vacío, el apoyo de la incesante afición se notaba en la distancia. Ya no solo la afición que el club arrastra en el País Vasco, si no en toda España e incluso de forma internacional. Porque es esa sensación de orgullo y de pertenecer a una enorme familia lo que hace especial a este glorioso equipo.
Los Muniain, los Williams, los Marcelino y sobre todo la afición acabaron ayer agotados, porque en este club cuando se juega lo hacen todos juntos. Tanto es así, que el propio Aritz Aduriz acudió a la llamada de Marcelino y, como si del Cid Campeador se tratará, fue talismán para los suyos. El ariete donostiarra no pudo disfrutar en el verde, pues una lesión en la cadera propició su retirada. Sin embargo, quiso transmitir su apoyo desde dentro, así como lo hizo tantas y tantas veces como jugador. El Athletic es Supercampeón de España y demuestra que con valores y principios se puede derrotar a auténticos gigantes.