Lo visto ayer en Sevilla deja aún más en evidencia, el ridículo histórico que está haciendo el Valencia esta temporada, en todos los ámbitos
El equipo, en los octavos de final de la Copa del Rey dejó una imagen lamentable. Pues sus rivales, a los treinta minutos de juego, ya habían solucionado su papeleta y habían asegurado su clasificación. Pero lo de ayer en el Pizjuán es el fiel reflejo de la peor gestión de un club deportivo en la historia del deporte. El Valencia Club de Fútbol está roto. Y todos sabemos quienes son los culpables. No nos equivoquemos.
Porque ayer muchos llegaron a criminalizar a Javi Gracia. Pero no señores, no nos equivoquemos. El técnico navarro hizo su trabajo. Rotar a sus jugadores en una competición en la que no se tienen que centrar. Desgraciadamente, el Valencia esta temporada luchará por no perder la categoría. Y aún así, irá justo. Javi Gracia ayer sacó la alineación que debía. Porque si hubiese sacado al equipo teóricamente titular habría sido peor. No ya el resultado del partido contra el Sevilla. Sino peor para el equipo.
Los jugadores que deben jugar todo en liga habrían acabado fundidos físicamente. Y entonces, en el partido del fin de semana contra el Elche no podrían dar la talla. Y los mismos que ayer pedían la cabeza de Javi Gracia, serían los que lo criticarían el domingo por haber puesto a los titulares en Copa del Rey. Pero no. A este entrenador se le debería de hacer un monumento por todo lo que le está tocando aguantar.
Meriton Holdings son los culpables de este Valencia de la vergüenza. En menos de un año y medio han roto un proyecto ganador por capricho. Y el Valencia CF de Singapur, se ha convertido en un equipo dictatorial que, para trabajar allí, hay que reírle las gracias a Murthy, Lim o el lacayo de turno. Ahora mismo, este equipo es el hazmerreír, pero no solo del país, sino de gran parte del continente.
Este es un Valencia de la vergüenza. Un equipo que pasó de ganar un título a luchar por no caer en el barro. Un máximo accionista al que se le podría calificar como “inaccionista”, por su pasividad y pasotismo. Más de 500 días sin fichajes. Engañando a entrenadores y jugadores. Algo que produce un efecto lógico en estos como pasó con Kondogbia, explosión mediática y petición de traspaso.
Pero lo más triste de todo es que nos roban el sentimiento de valencianismo. Juegan con nosotros. Las ganas de ver jugar al Valencia se convierten en nervios extremos por no hacer el ridículo o en apagar el televisor por vergüenza y salud. Y es que por no tener, no tenemos ni salud. El Covid-19 nos quitó la posibilidad de hacerles saber, de forma directa, lo que el aficionado piensa de Lim y compañía. Porque no podemos ir al estadio. Sino, igual ya estaban de camino a Singapur y no teniendo nada que ver con el Valencia. No nos equivoquemos y sepamos ver quienes son los verdaderos culpables de este Valencia de vergüenza.
