El español volvió a jugar casi 11 meses después de su grave lesión de rodilla, lo que supuso una inyección de ilusión para la afición blaugrana
La de ayer fue una tarde perfecta en el Camp Nou. Después de dos actuaciones de disgusto ante Granada y Cádiz, en las que apenas pudieron empatar con sufrimiento, la plantilla del FC Barcelona se reconcilió con su gente. Tocaba recibir a un Levante que aún no sabe lo que es ganar en esta liga, y que acabó perdiendo su tercer partido de la temporada, el segundo consecutivo. Y puede dar gracias de que el roto no fue aún mayor. Sobre todo gracias al santo que tienen entre palos, Aitor Fernández.
El Barça desplegó un gran juego desde el primer minuto. Sometió al rival, y materializó sus primeras oportunidades por medio de Memphis (que se reencontró con las buenas actuaciones) y Luuk De Jong, que se estrenó como goleador blaugrana. La tarde pintaba bien, con un 2-0 a favor en apenas un cuarto de hora y con sensaciones estupendas. Pero la gran actuación del equipo en general se vio eclipsada por el momento que el Camp Nou demostró haber esperado por casi un año. En el 81’ de partido el estadio casi se viene abajo, en el preciso instante que Ansu Fati volvió a pisar su casa. Aunque esta vez con el mítico ‘10’ culé a la espalda.
No decepcionó en su vuelta. Se mostró descarado desde el primer balón que tocó, encarando a una defensa caótica del Levante de Paco López, e incluso provocando un penalti que el árbitro decidió no señalar. El éxtasis llegó cuando recogió un balón difícil de controlar, se deshizo de su marcador, condujo, y batió a Aitor, que estuvo enorme durante todo el encuentro. Puso la guinda al choque, anotando el 3-0 definitivo con un golazo, y dejando una postal histórica.
La Masía, al mando
Además, su gol demuestra que aún hay esperanza para el Barça. Los catalanes están envueltos en una seria crisis económica y deportiva, con la cabeza de Ronald Koeman (que ayer no estuvo en el banquillo por la roja recibida en Cádiz) a punto de ser guillotinada. Ansu Fati devolvió la ilusión al barcelonismo, que se lo pasó bien viendo a los suyos. Lo curioso fue que, ante las numerosas bajas por lesión y sanción, el entrenador culé tiró de cantera. Es lo único irreprochable a Koeman, las oportunidades concedidas a los más jóvenes.
Sólo en el once titular, hasta 6 futbolistas pertenecían a las categorías inferiores del club culé. Mingueza, Piqué, Eric, Nico González, Busquets y Gavi pusieron en relieve el peso que ocupa todavía La Masía en el primer equipo. Y por si no fuera poco, ingresaron más tarde al campo Riqui Puig, Araujo y el protagonista del día, Ansu Fati. Fue el heredero del ‘10’ de Leo Messi el encargado de levantar el ánimo blaugrana, de una afición que vuelve a creer en un futuro brillante.