Verstappen se hace con la victoria en el Gran Premio de España, seguido de su compañero Checo Pérez y del Mercedes de George Russell
Montmeló fue testigo del hundimiento de los hombres de Ferrari tras la pole de Leclerc el sábado y del rotundo triunfo de Red Bull. El equipo austriaco asalta el campeonato en una carrera marcada por la alta degradación de los neumáticos. Mercedes comienza a acercarse al frente de la parrilla con el tercer puesto de Russell. Sainz fue cuarto en una carrera donde no salió nada bien y Alonso firmó una buena remontada acabando en puntos tras salir último.
La interminable recta hasta la primera curva supuso un baile de rebufos en la salida. Leclerc aguantó el primer puesto y Verstappen se colocó detrás. Por otro lado, Sainz no salió bien y perdió dos posiciones en los primeros metros. La victoria en casa pasaba por remontar en la pista y en optimizar los pit-stops.
En el noveno giro, el primer drama se cernió sobre la escudería de Maranello. Carlos perdió el coche de atrás y trompeó. Las opciones de podio se perderían debido al gran ritmo de las flechas plateadas. Carlos logró adelantar a Hamilton al final y se quedó a las puertas de un tercer puesto que se vuelve a resistir en España.
El retorno de la pelea Red Bull – Mercedes
Curiosamente, el Red Bull de Verstappen perdió el control del monoplaza en el mismo punto un par de vueltas después. Tras estos lances, Leclerc se quedaba como sólido líder de carrera y George Russell se postulaba con opciones de hacer podio.
Entre el británico y el neerlandés se produjo la lucha más bonita del Gran Premio de España. Russell aguantó magistralmente al Red Bull durante muchas vueltas, siendo la recta principal el gran punto de tensión. Sin embargo, el vigente campeón no contaba con el DRS para adelantar, lo que suponía un gran hándicap para luchar por la victoria.
A pesar de este problema, paradójicamente, el camino al triunfo se allanaba tras el sorprendente fallo de motor del Ferrari de Leclerc. Un abandono que revolucionaría el mundial de pilotos. Tras este incidente, Red Bull movió ficha y paró a Max para poner blandos. Seguidamente, Checo jugó un gran papel al adelantar a Russell y ceder más adelante la posición a su compañero.
Con la estrategia a tres paradas con compuestos blandos, el Red Bull mejoró y en esta segunda parte de la batalla, ganó el monoplaza púrpura. Max Verstappen volvía triunfar por segunda vez en una cita especial para él. En 2016, consiguió su primera victoria.
Hamilton y Alonso: rendirse no es una opción
No resultaba una carrera fácil para el asturiano. La decepcionante actuación en la clasificación fue el detonante para cambiar por cuarta vez el motor en la temporada. Alonso salía como farolillo rojo pero sobrepasó a cinco pilotos en la primera vuelta.
El Alpine mostró un gran poderío en la recta principal y sirvió para que el bicampeón llegara hasta la duodécima posición antes de la primera parada. Los galos adoptaron la misma estrategia que Red Bull: tres pit-stops. En el último, los mecánicos volvieron a fallar e imposibilitaron una posible lucha por el octavo puesto con Lando Norris. Finalmente, dos puntos más para un Fernando cebado de mala fortuna en este inicio.
Por otro lado, Hamilton completó un GP agridulce. El toque con Magnussen al principió lo relegó a la última posición. El británico sugería una retirada pero su ingeniero no estaba por la labor e insistió en luchar. El baile de paradas en la zona trasera hizo que Hamilton fuera progresando poco a poco alargando al máximo sus paradas.
Mercedes evidenciaba sus mejoras con la gran remontada del 44 que fue batiendo con las gomas blandas a gran parte de la parrilla hasta llegar a Sainz. Fue entonces cuando su ingeniero avisó de que el motor estaba sufriendo y había riesgo de rotura. Hamilton no pudo con Sainz pero aguantó una buena quinta posición. Ese pinchazo con Magnussen hizo mucho daño en las grandes aspiraciones de los alemanes en España.
