La escudería italiana tiene muchos problemas de estrategia, que se han de sumar a su poca fiabilidad con el monoplaza
Ferrari tuvo un arranque de temporada perfecto, haciendo doblete en Bahréin, aprovechando los problemas de fiabilidad de Red Bull. Parecía que podía ser el año, el regreso de los italianos a lo más alto, pero todo fue una ilusión.
Red Bull, después de solucionar los problemas de fiabilidad, se ha convertido en una máquina de ganar, en parte gracias a Max Verstappen, quién no falla. Los italianos han padecido un proceso inverso que el de los austríacos, ya que los problemas han ido apareciendo a medida que avanzaba la temporada.
Si Ferrari solo hubiese tenido problemas con la unidad de potencia, seguramente estaría muy cerca de Red Bull, pero los italianos han cometido graves errores de estrategia, algo que no te puedes permitir si estás luchando por el campeonato.
En el Gran Premio de Mónaco tuvimos el primer gran error de los estrategas de Ferrari. Charles Leclerc lideraba cómodamente la carrera, pero la parada en boxes no fue en el momento oportuno y el monegasco vio cómo Sergio Perez ganaba el Gran Premio.
Seguidamente, en el Gran Premio de Hungría también vimos los puntos débiles de Ferrari. En este Gran Premio, los Red Bull salían fuera de posición, y Ferrari tenía la segunda y tercera posición. Sin embargo, las paradas en boxes de Carlos Sainz fueron muy lentas, quedando frustrada su carrera.
Por otro lado, la carrera de Leclerc quedó arruinada en el cambio de neumáticos, ya que le pusieron el compuesto duro. Alpine decidió elegir este neumático, y Ferrari pudo ver que no era la elección correcta, pero aun así decidieron apostar por el duro. El resultado fue horrible para los intereses de la escudería italiana.
Ferrari debe de cambiar muchas cosas de cara a la segunda parte de la temporada si quieren pelear por el título. Errores como estos significarán un final de campeonato muy tranquilo para Red Bull.