Con sus intervenciones, el murciano viene siendo la llave del Girona para resolver los partidos y seguir peleando arriba
En este 2024, el Girona está mostrando una faceta más combativa. Si en 2023 el fútbol del equipo fluía a raudales con Savinho, Yangel, Aleix García y los goles de Dovbyk, ahora se ve un juego algo menos vistoso y definitivamente menos efectivo. Pero el Girona no baja los brazos y sigue. Y en esto tiene mucho que ver un jugador de la plantilla. Se trata de Cristian Portugués, Portu para el mundo del fútbol. Algo relegado en la primera mitad de LaLiga, para esta segunda mitad Míchel lo rescató y le dio un rol más activo. Y Portu viene pagando con goles, asistencias y trabajo para que el equipo siga consiguiendo triunfos vitales y sueñe con la próxima Champions League.
El murciano, nacido en Beniel hace 31 años (en mayo cumplirá los 32) es un histórico del Girona. Fue parte del primer ascenso del club a Primera, en 2017; en la campaña del ascenso marcó 8 goles en 41 partidos. Siguió en el club en las dos temporadas que éste duró en la máxima categoría, marcando 20 goles en 71 partidos. A mediados de 2019 el Girona descendió y Portu tuvo pasos por la Real Sociedad (2019-2022) y Getafe (2022-23) hasta que, en el marco del nuevo proyecto de Míchel para la 23/24, con el equipo ya consolidado en LaLiga, regresó al club. Tuvo pocos minutos en la primera mitad del curso, pero marcó en su primer partido.
Un revulsivo
El murciano no tiene la marquesina de otros jugadores de la plantilla, como el habilidoso Savinho, el inteligente Aleix García o el solvente Eric García. Es más bien un trabajador silencioso. Tiene un papel parecido al de Stuani, su tocayo y otro de los históricos, que entra y marca. Pero desde ese silencio viene siendo una pieza clave para que el Girona logre destrabar partidos que se le presentan complejos. Con un pase, una asistencia o una aparición por sorpresa, interviene en el momento justo y logra levantarle el ánimo al Girona o darle el golpe al rival de turno. Aunque pueda jugar como delantero, el entrenador lo suele incluir como pivote ofensivo o como mediocampista por izquierda, siempre con la idea de asistir al centrodelantero de turno o, si se puede, alcanzar posición de gol: un mediocampista con llegada.
Tuvo un gran comienzo de año, que pareció darle la razón a Míchel, que lo incluyó como titular ante Sevilla y Celta. Ante los andaluces asistió a Dovbyk para marcar el 2-1. Y le marcó a Celta el único gol del partido. Ese es otro dato: las intervenciones de Portu no fueron para decorar, sino para cambiar el marcador. Luego alternó titularidades con suplencias, puntos altos con momentos más discretos. Como a todo el equipo, el bajón de rendimiento y las tres fechas sin ganar (Real Sociedad, Real Madrid y Athletic) lo afectaron.
Y cuando el Girona pareció quedar fuera de la lucha por el campeonato y pasó a apuntar a la Champions, Portu recuperó la autoestima y la forma. Los de Míchel se hicieron fuertes en Montilivi y Portu se magnificó. Jugó casi todo el partido ante Rayo (3-0). En el juego ante Osasuna (2-0) abrió el marcador. Y, ante Betis (3-2), asistió a Artem Dovbyk para que éste pusiera el 2-1. Como se ve, siempre que se lo requirió, Portu se mostró y puso lo suyo.
En estos momentos en que se discute si el Girona debería haber sumado refuerzos, si debería haber traído a tal o cual jugador, o si le alcanzará para lograr lo que quiere, está claro que Míchel ha encontrado al mejor refuerzo dentro de su plantilla. Ya lo tenía. Y lo que es claro es que Portu ha solucionado el problema de la baja de rendimiento de los titulares. El Girona sigue ahí arriba, haciendo una magnífica campaña, con el gran aporte del comodín Portu.
