El accidente entre Verstappen y Hamilton en Silverstone supuso un punto de inflexión en la lucha por el mundial
Era la primera vuelta de la carrera en el GP de Gran Bretaña. Hamilton y Verstappen llegaban a la curva de Copse después de un duelo titánico desde que se apagó el semáforo. El piloto de Mercedes se coló por el interior, pegado al muro, mientras Max defendía por el exterior. Llegaron casi emparejados pero ambos se fueron largos. Hamilton no levantó el pie lo suficiente y Verstappen le metió el cerrojazo, con los riesgos que eso conlleva. Se tocaron. El de Red Bull acabó chocando contra las protecciones a 51G mientras a Hamilton le ponían una sanción de diez segundos. Penalización que cumplió y, aún así, acabó ganando la carrera.
Ha habido mucha polémica alrededor de esta acción. Es el eterno debate entre quién tiene la culpa y quién no. No me gustaría ser alguno de los comisarios de Silverstone, porque esta es una de esas acciones en la que, decidas lo que decidas, te van a llover críticas. Como si de una jugada VAR en el fútbol se tratase, la acción estaba sujeta a mil interpretaciones. Unos clamaban incidente de carrera, otros pedían la cabeza de Hamilton y otros asistían atónitos a la guerra de acusaciones, faltas de respeto y racismo en la que se había convertido la opinión pública que rodeaba la carrera.
Ni uno es tan bueno, ni el otro es tan malo. Ambos tuvieron parte culpa. Jugaron a ver quien podía ir más allá del límite y, al final, pasó lo que pasó. Quizás es más culpable el británico por ser el que llega por detrás y por no levantar lo suficiente en una zona en la que no tenía ángulo para dar la curva, y así lo entendió la propia FIA. Sin embargo, Max no está exento de culpa. Y es que cerrar la puerta como la cerró conlleva sus riesgos.
Demasiada permisividad
Es la maldita moda que hay en la Fórmula 1 de darle permisividad a acciones que no suelen ser del todo limpias. La moda de permitir lances en los que, por agresividad en exceso de uno de los pilotos, el otro tiene que irse por fuera de la pista para poder evitar el accidente. La filosofía de decirle al otro: “O levantas el pie o te despides de la carrera”. Y esto se permite en exceso. Se puede tener una batalla bonita y limpia sin necesidad de echar a nadie. Russell y Alonso lo demostraron en Austria. Siempre dándose el espacio justo, sin regalar posición. Siempre con honor y limpieza.
Tanto Verstappen como Hamilton han pecado de aprovecharse de esta permisividad ante ciertas acciones. Ambos son pilotos agresivos que se han pasado de la raya más de una vez y no han pagado por ello. Un accidente así era cuestión de tiempo. Por permitir más de lo que se debería permitir. Era una bomba cuya mecha ya era demasiado corta.
Una sanción… ¿justa?
La penalización impuesta a Hamilton sigue los parámetros del reglamento. “Las penalizaciones en F1 no reflejan las consecuencias de los accidentes, sino el accidente en cuestión”, afirmó el director de carrera. Los comisarios aplicaron el reglamento y ejecutaron. Diez segundos de sanción que Red Bull consideró ridículos: “Mandar a un piloto al hospital con una penalización que te permite ganar la carrera, no parece una penalización”, dijo Christian Horner.
Con sanción o sin ella, Hamilton se recuperó tras la bandera roja. Pasó a Norris y a Leclerc (ambos en Copse, para más picante). Con estos dos adelantamientos y unas órdenes de equipo obvias y lógicas para Valtteri Bottas, eterno escudero, el heptacampeón ganó la carrera completando una remontada magistral que nos hizo recordar por qué ha ganado todo lo que ha ganado.
Desde el hospital, con las pruebas pertinentes superadas, Verstappen criticó abiertamente a Hamilton a través de redes sociales. Le tildó de “antideportivo” e “irrespetuoso” después de que su ventaja en el mundial se viera reducida a tan solo 8 puntos. Está claro que esto ya no va a ser una pelea por el título, va a ser una guerra. No es la primera vez que vemos algo así en el gran circo. Ya pasó con Villeneuve y Pironi, o con Senna y Prost. Es evidente que el de Silverstone no va a ser el único roce que van a tener. Esta temporada dará mucho de qué hablar.