Giannis Antetokounmpo ha completado unas Finales de NBA para la historia con los Milwaukee Bucks, que se hacen con su segundo anillo
En el año menos esperado. Ahí es donde han ganado los Milwaukee Bucks el anillo que toda la NBA esperaba que se enfundase tarde o temprano. 105-98 fue el resultado del partido de anoche con el que los Bucks completaron una espectacular remontada en la serie, que empezaron perdiendo 2-0, pero que dio una gran vuelta de tuerca hasta convertirse en el 4-2 definitivo. Y el nombre propio de las Finales no podía ser otro que el de Giannis Antekounmpo. El griego fue elegido MVP de la serie final de la temporada 2020-21 en la NBA, con un gran recorrido a sus espaldas.
Se lesionó de la rodilla hace 3 semanas, cuando Milwaukee lideraba las finales de Conferencia Este ante Atlanta, pero volvió milagrosamente para completar un hito. Un hito que no ocurría desde hacía 50 años. Si bien el ala-pívot jugó los 6 partidos de la serie, se notaba que en los dos primeros su nivel no era el habitual. Pero el ‘Game 3’ cambió la historia. Se echó el equipo a la espalda, como de costumbre, y finalizó la temporada con 211 puntos, 28 asistencias y 79 rebotes contra Phoenix Suns, que fueron más que suficiente para calzarse el anillo y asombrar a todo el mundo.
Este triunfo llevará siempre grabado el rostro de Antetokounmpo como su artífice. Milwaukee necesitaba al mejor ‘Anteto’, y lo tuvieron. 50 puntos, 14 rebotes, 2 asistencias, 5 tapones, 15/26 en tiros, 1/3 desde el triple, y 17/19 desde la línea de tiro libre es la explicación más simple que se puede dar de la conquista del título. Giannis fue el mejor en las dos pinturas, en ataque cargando de faltas al rival, y en defensa bloqueando a cualquiera que intentara incurrir al aro.
La apuesta que nadie realizó
Si bien Antetokounmpo fue sobresaliente en los dos últimos años y su equipo no estuvo a la altura para coronar la temporada del griego, este año la historia ha dado un gran giro. En 2021, el elegido como MVP de la temporada regular ha sido Nikola Jokic, y sin el reconocimiento personal, el griego sí consiguió el oro. Es irónico. Este año nadie daba por vencedores a los Bucks, inmersos en un cuadro durísimo de su Conferencia. Tras ser terceros en la temporada, se deshicieron primero de Miami Heat, finalista del año pasado que resultó ser una sensación pasajera. Después cayeron los Brooklyn Nets, a los que muchos colocaban como los herederos del anillo. Su tridente Harden-Durant-Irving imponía respeto, pero no ejercía su ley, lo que los condenó. Y en la final de Conferencia dejaron fuera a Atlanta Hawks, que no pudieron estirar más el chicle de Trae Young.
Ni siquiera eran claros favoritos para las Finales, con unos Devin Booker y Chris Paul en estado de gracia liderando a los Suns, que se habían cargado antes a Lakers, Nuggets y Clippers. Pero ninguna etiqueta iba a frenar a un Giannis Antetokounmpo que ha roto todas las barreras. A sus 26 años es, innegablemente, una leyenda de la NBA, después de su hito en estas Finales. Convirtió en campeón a un grupo imperfecto, liderado por un jugador que sí es perfecto. Era la actuación que necesitaba para consagrarse y sentarse en la mesa de los mejores. Se puede considerar uno de los ilustres de la NBA como Michael Jordan o LeBron James, gracias a la mejor actuación en unas Finales desde 1974. Antetokounmpo es historia viva de la NBA, con todavía una larga carrera por recorrer.