El Real Madrid se hace con la Supercopa Endesa tras superar al FC Barcelona en los últimos cinco minutos de partido. Sergi Llull, MVP de la noche
Los blancos se llevaron su octava Supercopa Endesa, la cuarta consecutiva, después de remontar 19 puntos ante un Barcelona que fue superior durante gran parte del encuentro. Los blancos estuvieron sólo 56 segundos por delante, pero les bastaron para sumar el vigesimoprimer título de la era Laso. En su undécimo curso como técnico madridista tampoco se irá de vacío.
Inicio complicado para los de Laso
La final comenzó con un ritmo y un acierto impropio de septiembre. Parecían dos equipos mucho más rodados de lo que están. El Barça, bajo la batuta de Calathes, tardó casi cinco minutos en fallar su primer lanzamiento. Oriola hacía de triplista. El Real Madrid aguantaba con un Poirier que empezaba a imponerse con rebotes, tapones y mates y con Alocén, que sumó dos triples antes de retirarse lastimado por un golpe en un hombro (20-18). Se dudó de su regreso a la pista y acabó siendo determinante.
La primera ventaja madridista en la final de la Supercopa Endesa llegó al inicio del segundo cuarto. Llull, que anotó ocho puntos en ese periodo, adelantó a los suyos anticipando su recital (23-24). El Barça pegó un tirón aprovechando una técnica a Causeur que llevó la diferencia a una máxima de nueve (46-37). Un triple de Heurtel, que acaparó el morbo por medirse por primera vez al equipo del que salió de malas maneras, redujo la distancia antes del descanso con el canterano Ndiaye en pista debutando con los blancos.
En cuatro minutos, el Madrid sólo sumó dos tiros libres y vio alejarse a su rival, que alcanzó una máxima de 19 puntos (63-44, min 25). Los blancos debían apelar a la defensa y remontar a épica; si querían llevarse el torfeo hacia la capital.
Sergi Llull salió al rescate
Ahí fue cuando Sergi Llull salió al rescate madridista; que lideró un parcial de 8-18 para mantener con vida a su equipo a falta del último cuarto. Durante unos minutos, tuvo un colosal duelo anotador con Higgins. Salió ganador el madridista, que siguió acercando a su equipo. Sumó a Alocén para la causa y este conectó con Poirier en un 0-9 que dejó el marcador en un punto (79-78).
Williams-Goss, en otro buen partido, empató con un triple a falta de 1:44. Un Clásico reducidísimo. Yabusele le dio al Madrid su segunda ventaja en todo el choque. Empató Davies, acertó Poirier con dos tiros libres, falló el pívot del Barça y con 17 segundos por jugarse Alocén puso el 83-86 desde el tiro libre. De nuevo Davies erró el rápido triple que habría igualado. Le estorbó lo justó Alocén en su última gran acción. Ahí volaron las opciones del Barça. Así ganó el Madrid, un equipo irreductible.
La competividad, ADN blanco
Lo que está claro es que pasan los años, pasan los jugadores, se refuerzan los rivales, pero hay algo que se mantiene: el gen competitivo del Real Madrid. Pese a ir perdiendo por 19 puntos, los ánimos nunca se fueron abajo y supieron alzarse de nuevo hacia la victoria.
Anotar puntos fue clave para seguir luchando, pero la defensa lo fue más y así lo hicieron notar en los últimos minutos del cuarto cuarto. Una buena defensa hace un buen ataque.