Hace 11 años del adiós del eterno capitán del RCD Espanyol tras su fallecimiento por un ataque de corazón durante la pretemporada
8 de agosto de 2009, una de las fechas más tristes de la historia del futbol español. Llegó una noticia desde la localidad donde el Espanyol estaba haciendo su pretemporada. La notícia era que Dani Jarque había sufrido un ataque de corazón mientras hablaba con su novia en su habitación de hotel. Una notícia que dejó destrozados a todos los amantes del futbol.
Pues desde aquel fatídico día, su afición nunca le ha olvidado, haciendo homenajes para llevarle siempre en el recuerdo. El club siempre ha querido dejar claro que el número 21 es todo un icono del club, ya que el brazalete lleva ese dorsal y además, ningún jugador que no sea canterano puede llevar este dorsal 21.
También su presencia siempre está presente en el RCDE Stadium ya que en cada partido en casa, durante el minuto 21 se le ovaciona y homenajea haciendo un minuto de aplausos en honor a su eterno capitán.
Andrés Iniesta
Además, Dani Jarque no solo quedó en la memoria de los pericos, sino que también una persona le hizó un homenaje que jamás olvidaremos: Andrés Iniesta. En la final del mundial 2010, allá por el minuto 116′, Iniesta anotó el gol que nos dió nuestro primer y único mundial y nada más marcar, se quitó la camiseta y se veia otra camiseta con esta frase:
“Dani Jarque siempre con nosotros” esa frase de su amigo Andrés Iniesta siempre se quedará en las retinas de todo aficionado y amante de este deporte. Esa camiseta está colocada en la puerta 21 del RCDE Stadium junto a flores, objetos y camisetas en su homenaje.
Dani era una persona cercana, amable y muy comprometido con los colores. En su primer curso como capitán y lució el brazalete contra el Liverpool, en la inauguración del nuevo estadio el 2 de agosto. Seis días antes de su adiós.
Sus 210 partidos oficiales e impecables con el Espanyol, con la Copa de 2006 y la Eurocopa sub-19 de 2002 en su palmarés, no hace justicia a lo que representa su figura desde hace diez años. El capitán es eterno y el españolismo no le olvida.
