Por el club de la capital han pasado una infinidad de estrellas, pero hoy ha sido necesario elegir a solo 11 de todo ese firmamento
Elegir a los que formarían al mejor Real Madrid de todos los tiempos no es tarea fácil. Si realmente escogiéramos a los 11 mejores jugadores de su historia probablemente nos quedaría un esquema muy chapado a la antigua, con 5 delanteros, 3 centrocampistas y un par de guardianes para el arco. Hoy el objetivo era otro. El argumento principal para elegir a 11 ‘galácticos’ de hoy ha sido el equilibrio.
Posición por posición, todos los jugadores han sido elegidos con la mente puesta en el siglo XXI, donde el concepto de atacar de principio a fin es como tirar una moneda al aire, y que a muy pocos equipos les podría salir rentable. Dicho esto, arrancamos.
Divina portería
No es que haya demasiado debate con el primer ladrillo de este muro. ‘San Iker’, uno de los mejores porteros de la historia del Real Madrid, la Selección Española y de la historia. Quizás el mejor, aunque para gustos los colores. Es innegable la trascendencia de Iker Casillas en este siglo, la importancia de un portero al que se le ha visto hacer cosas al alcance de muy pocos, de nadie si me permiten el atrevimiento. Un arquero que ha levantado tres Champions League, una de ellas como capitán consagrado, 5 Ligas y 2 Copas del Rey merece estar en este legendario ‘once’.
Francos de ‘sube y baja’, centrales con brazalete
Hay un gran contraste en la defensa a la hora de la dificultad en la elección. Por la derecha Míchel Salgado parece la mejor opción a alinear, dejando atrás a Chendo y Carvajal, mientras que en la izquierda el duelo de brasileños se lo ganó Roberto Carlos a Marcelo. El primero tiene una simple explicación: en el duelo Salgado-Chendo, la aportación ofensiva del primero es ese pequeño plus que marca la diferencia a la hora de elegir al titular, mientras que a Carvajal no se le puede considerar aún como una leyenda consagrada en Chamartín, aunque le falta muy poco.
Por la parte izquierda, es posible que el gusto personal haya jugado un papel decisivo. A nivel de palmarés hay una cierta igualdad, algo más favorable para Marcelo, pero en cuanto a continuidad y potencia Roberto Carlos ha sido siempre el mejor, lo que ha hecho que la balanza se incline a su favor.
En el centro hay poco debate. Fernando Hierro y Sergio Ramos serán siempre los dos primeros centrales que se le vengan a la cabeza al aficionado madridista cuando le pregunten por su defensa idónea. Por elegancia, personalidad, remate y liderazgo, Hierro y Ramos son nuestros hombres. Eso sí, ninguno sería capitán de este equipo.
Equilibrio, visión y magia, en ese orden
El equilibrio, la visión y la magia son los ingredientes para cocinar un mediocampo perfecto hoy en día. ‘La escoba’ Casemiro, recientemente renovado hasta 2023, sería la primera pieza del engranaje blanco, la que hace referencia al equilibrio. No es fácil de digerir que alguien como él esté entre los 11 mejores (hay jugadores con mucha más clase como Modric, Kroos, Martín Vázquez o Beckham que no están), pero a la hora de construir un equipo el brasileño no puede quedarse fuera. Con él en el césped todo se hace más sencillo, es un salvavidas con llegada.
Acompañándolo a su izquierda, encontramos a Fernando Redondo. El argentino fue pieza clave en la conquista de ‘La Octava’ en París, siendo capitán y brújula del equipo, además de caracterizarse por su clase, visión y capacidad de dirección. Uno de los jugadores con más calidad en la historia merengue, seguro.
Y como tercer hombre tenemos al actual entrenador, Zinedine Zidane. Cómo iba a faltar ‘Zizou’… Puede ser verdad que no marcase época como algún otro jugador de este once, ya que su estancia en Chamartín no fue de las más longevas, pero su magia siempre la recordará el Santiago Bernabéu. Su magia… y su volea en Glasgow. Se retiró como figura, estrella y símbolo madridista.
Un falso ‘9’ para servir a la artillería
La delantera está formada por tres auténticos genios de la historia blanca, un representante por cada una de las tres etapas más gloriosas de la historia del Real Madrid. Y no, no estamos hablando de Emilio Butragueño. A pesar de ser todo un icono, y haber liderado a una generación excelente (La Quinta del Buitre), se me hace imposible considerarla dentro de las tres etapas más gloriosas, y por lo tanto meterlo en el equipo.
Como enganche, segundo delantero, falso ‘9’, o como se le quiera llamar, encontramos a Raúl González Blanco. El verdadero portador del brazalete blanco madridista. Sus cucharas, pases, goles… el simple hecho de tenerlo en el campo vestido con la elástica merengue simboliza madridismo puro. Es imposible dejar fuera a Raúl.
Por la derecha actúa Don Alfredo Di Stéfano. Argentino, aunque nacionalizado español, fue el encargado de llevar al Real Madrid a lo más alto del cielo del viejo continente ganando 5 Copas de Europa seguidas, junto con otro de los grandes olvidados, Paco Gento. Se lo puede considerar como la segunda mayor leyenda blanca, por sus goles, su importancia en la época, por ser ejemplo… Por todo, Di Stéfano tenía que estar.
Y acabamos con ‘el bicho’, con ‘Míster Champions’, con Cristiano Ronaldo. El portugués fue el encargado de llenar hasta la bandera el Santiago Bernabéu con una simple presentación, allá por el 2009. El resto ha sido historia. Siendo jugador blanco se consagró como uno de los mejores futbolistas del planeta y de siempre, ganando 4 Champions League, siendo determinante en todas ellas, y 4 Balones de Oro. Es el máximo goleador, con 450 goles en 438 encuentros. Su marcha dejó un gran vacío en el club, un vacío muy difícil de llenar por ahora.
Un ilustre en el banquillo
Para dirigir a todas estas estrellas el elegido ha sido Miguel Muñoz. Simple, rápido y sencillo: es el entrenador más laureado del club, con 14 títulos. Quizás no sea el mejor estratega, ni tan motivador como otros, pero Miguel Muñoz fue una de las caras del Real Madrid de las 5 Copas de Europa seguidas (aunque el ganó dos, una en 1960 y otra en 1966). Dirigió al club durante 15 años, la etapa más duradera de un entrenador en el banquillo blanco, dato que también lo avala.
