En la última década el Real Madrid ha sabido hacer negocios con toda una potencia mundial como es Alemania, con casos brillantes y otros no tan buenos
La entrada de la pasada década, la del 2010, trajo consigo un bonito y próspero negocio para España y Alemania. El Real Madrid, la institución más grande del país ibérico, empezó a mover sus cartas con dirección a Alemania, aunque también al revés. Las ventas de dos ilustres neerlandeses como Arjen Robben y Ruud Van Nistelrooy a Bayern de Múnich y Hamburgo respectivamente fueron el preludio de una preciosa “amistad” entre ambos países. Si ya antes se dieron contactos, fue palpable la manera en la que el club merengue y el país germano acrecentaron sus intercambios.
Todo empezó con un icono marchándose a coste cero con dirección Gelsenkirchen. Raúl González Blanco, tras una década y media vistiendo de blanco, puso rumbo a una nueva aventura en la que le siguió Metzelder. A partir de aquel movimiento los lazos que juntaban ambas culturas no hicieron más que reforzarse, y en el verano post-Mundial de Sudáfrica en 2010 el Real Madrid se hizo con dos de las estrellas que brillaron en el ‘continente negro’: Mesut Özil y Sami Khedira. Dos fichajes muy sonados, ambos muy prometedores, aunque no acabaron por encajar al 100% y salieron en 2013 y 2014 respectivamente.
Tras 10 años de buenos negocios, Real Madrid y Alemania siguen manteniendo una cordial relación, con movimientos como el de Álvaro Odriozola, campeón de todo con el Bayern tras su cesión a media temporada, y el de Reinier Jesús, que jugará en el Borussia Dortmund cedido. Del propio club amarillo también sacaron provecho con Achraf Hakimi, al que vendieron este verano al Inter de Milan reservándose a su vez una opción de compra.
Dani Carvajal, ejemplo a seguir
Si algo ha sacado el Madrid en provecho de esta relación, eso ha sido Carvajal. En 2012 el Bayer Leverkusen compró al de Leganés por 5 millones de euros procedente del Real Madrid Castilla. El club blanco se reservó una opción de recompra para las próximas tres campañas, y su vuelta se dio apenas una temporada después. Recaló en un Madrid hambriento, que daba la bienvenida a Carlo Ancelotti, y que al final de la temporada acabó levantando la Copa del Rey y la Champions League. El ‘espartano’ fue clave desde su llegada, inamovible, y tras 7 temporadas se ha consolidado tanto en su club como en la selección. Sin duda, uno de los mejores negocios.
La cuna germana
Procedentes o no de clubes alemanes, son nueve los alemanes que han compartido el blanco madridista y el de la playera de su selección. El primero fue Günter Netzer, quien recaló en Chamartín en 1973. Allí coincidió con Paul Breitner, uno de los germanos más destacados de la historia madridista. Conquistó dos ligas y una copa, siendo además clave para dar un salto de calidad al equipo cuando precisamente el fútbol germano estaba en auge.
Con su marcha vino Uli Stielike, jugador con la época más longeva hasta el momento en Madrid. Duró 8 años en el equipo, desde 1977 hasta 1985, justo cuando ‘el Buitre’ despegaba. Precisamente en esta época llegó el cuarto alemán, Bernd Schuster, que cambió Barcelona por Madrid en un movimiento polémico cuanto menos.
El siguiente fue Bodo Illgner, mítico arquero alemán que en Madrid conquistó dos Champions League antes de retirarse en 2001. Lo siguieron los ya mencionados Metzelder, Khedira y Özil, siendo este último el que más huella dejó en la entidad. La llegada de Garteh Bale propició su salida al Arsenal, aunque dejó muchas señas de calidad y brillantez en sus tres temporadas.
Y así hasta llegar a Toni Kroos. Podemos asegurar casi con total certeza que Toni es el mejor jugador alemán que ha pasado por el club. Su batuta ha guiado a una brillante generación a innumerables éxitos desde su llegada en 2014, como flamante campeón mundial con su selección. Pagaron tan solo 25 millones al Bayern de Múnich por él, en un mercado que estaba en plena explosión, lo que lo convierte en una incorporación altamente beneficiosa. Su figura es icónica ya en el Bernabéu, y será difícil que algún alemán venidero pueda hacerle sombra.
