El italiano ha jugado su último partido en su casa, tras confirmarse su marcha a Toronto en julio
Lorenzo Insigne, corazón napolitano
Desde pequeño, el futbolista soñó con retractarse como «El Nuevo Maradona» en San Paolo. Un niño que dormía poco por ayudar a su familia en un mercado, ya que no quería estudiar: Quería ser futbolista. No iba a ser fácil, ya que debido a su estatura no le dejaban jugar con ningún equipo y, a menudo, rompía a llorar. Finalmente, consiguió entrar en la cantera del club azzurro en 2010, aunque se produjo su cesión a tres equipos hasta permanecer en la entidad definitivamente desde 2012.
Su amor por Nápoles se tradujo a múltiples tatuajes: Tiene a Maradona, uno de sus ídolos, tatuado en su pierna.
Sus números de leyenda con la casaca azul
Desde su debut, el futbolista italiano ha disputado 554 partidos, marcando 181 goles y aportando 112 asistencias a lo largo de todo su periplo a orillas del Mediterráneo. Sus grandes cifras han colaborado a que su equipo gane dos Copas de Italia (13 – 14 y 19 – 20) y una Supercopa de Italia (14 – 15), ganándose un estatus de leyenda a la altura del argentino al que idolatraba, además de su compañero, Dries Mertens, máximo goleador de la historia del club.
Problemas en la renovación
Tras su gran Eurocopa, donde se proclamaron campeones, el Nápoles inició los trámites para renovar a Insigne, que desde el primer momento quería quedarse. Tras meses de negociaciones estancadas, debido a que no aceptó a bajarse el sueldo, el Toronto FC, de la MLS, le ofreció un suculento contrato, pudiendo asegurarse un gran salario y unos cinco años de contrato en una liga que sólo pinta a seguir emergiendo.
El último partido en casa: Despedida con gol
El Nápoles quería asegurar la tercera plaza ante un moribundo Genoa. Lo consiguió, debido a los goles de Osimhen, Insigne (de penalti) y Lobotka. El jugador italiano se marchó del estadio sustituido entre lágrimas y aplausos, despidiéndose para siempre del que ha sido su hogar.