Tras la victoria contra el Chelsea FC, el Real Madrid regresa a las semifinales de la Champions League
La relación entre el Real Madrid y la máxima competición europea es conocida alrededor del mundo. Son como una pareja, en la que los blancos han cumplido, casi siempre, obteniendo el respeto del resto de clubes. No por nada, a ninguno le gusta enfrentarse a los merengues.
El máximo ganador de este campeonato, con 13 “orejonas“, desde su creación en el año 55, perseguido por el Milán, con 7, es el supremo referente de la supremacía futbolística europea, galardón que ha secundado este año, otra vez, después de un período de sequía.
Sobrepasar al Chelsea, el vigente campeón, ha representado el golpe sobre la mesa necesario. Un hecho insólito, después de una mala racha, tanto futbolística como mediática, que rodeaba a los blancos desde la marcha de Cristiano Ronaldo.
Esta racha, la llamada por los fans “La décima” de doce inició en 2011, bajo el mandato de José Mourinho en el banquillo. El portugués consiguió romper la barrera de octavos, en la que el Madrid llevaba encallado seis años. Aunque Mou, a pesar de todo, despertó un nuevo muro.
Las semifinales se convirtieron en el bloque fronterizo durante tres largos años, hasta la llegada de Ancelotti. El Barça de Messi y Guardiola, el Bayern de la desastrosa tanda de penaltis blanca y el Dortmund de Klopp, fueron los monstruos que impidieron el avance a la final.
La Décima, el quiebre
No fue hasta la llegada del italiano Carlo Ancelotti que el techo de las semifinales pudo quebrarse, y de que manera. El viaje a Lisboa tenía un tiquet de entrada, que se disputarían el Real Madrid y el Bayern de Múnich, en casa alemana.
Un partido intenso, de emoción, pero con unos merengues imperiales, que destrozaron con dos goles de Sergio Ramos y otros dos de Cristiano Ronaldo, lograron el ansiado pase. La final de la Champions League llegaba a las manos de los blancos, que no la pisaban desde la temporada 2001-2002, donde vencieron al Leverkusen y lograron la novena.
Lisboa era el escenario y el Atlético de Madrid el rival. Un gol de Ramos en el 93′ fue la clave, y, una finalización 4-1 en el marcador, volvió a convertir a los de Chamartín en los “Reyes de Europa”.
Tras esto, tanto en 2015, 2016 y 2017, los vikingos se hicieron con el título, frente al City, Atlético y Bayern, respectivamente, culminando el glorioso ciclo de las 4/5 en Kiev, bajo el mandato de Zinedine Zidane.
Baño de realidad para los blancos
Con Solari en el banquillo, el Ajax aplastó a los blancos en los octavos de final de la Champions en la temporada 2018/2019. Un 1-2 en la ida que alegró, fue destrozado por contundente 1-4 en el Bernabéu. A pesar de la maravilla que demostró, futbolísticamente hablando, aquel Ajax de Ziyech, llegando a semifinales, la derrota blanca opaco la atención de la competición.
En la siguiente temporada, y bajo el mando de Zidane, con un retorno de aire fresco, el Real Madrid tampoco pudo superar los octavos, cayendo frente al Manchester City, con un 1-2 en el Bernabéu y una vuelta en Inglaterra que, tras errores de Varane, sentenciaron al conjunto.
Regreso con fuerza
No fue hasta el año pasado que el Madrid pudo regresar a las semifinales de la Champions League. Su cruce contra el Chelsea no fue anecdótico, cayendo contra ellos, quienes se convertirían, posteriormente, en los campeones.
Este año, las expectativas están altas. Un Benzema que ha dejado boquiabierto al mundo, un Vinicius rápido y con puntería, un Courtois que se ha consolidado como el muro de Ancelotti.
Las victorias frente al PSG, de Neymar, Messi y Mbappé, y Chelsea han demostrado la fiereza de los blancos de nuevo, quienes se ven seguros en todas las competiciones en las que siguen vivos. Una Liga casi resuelta, permitirá al conjunto de Ancelotti poder centrarse en Europa, así como hizo en los años dorados.
Con este año, se proclaman 31 semifinales de 52 ediciones de la Champions para el Real Madrid. Esto significa que, los blancos, han disputado casi el 60% de las semifinales de la máxima competición europea en su historia, un logro apabullante.